«Un secreto bien guardado»

Hablar de Francisco Calero «Pikón», es hablar de una persona afable, alegre, comprometida, «buena gente», que forma parte de varias asociaciones, y que además es un «artista», en el amplio sentido de la palabra, ya que una de sus aficiones es la construcción de maquetas de monumentos de la localidad.

En estos momentos «Pikón», nos ha sorprendido con la construcción de una réplica del «Titanic», el transatlántico que se hundió en 1912, y que en estos momentos se cumplen precisamente 25 años de la película que está en «memoria colectiva de varias generaciones», y que de vez en cuando las distintas cadenas de TV nos la hacen recordar de nuevo.

Francisco Calero «Pikón», nos dice que el hacer esta réplica surgió a raíz de una promesa que le hizo a su hija con motivo de su cumpleaños al ser una «fanática de este film », que catapultó a la fama a Leonardo Di Caprio y Kate Winslet.

Pikón ha tardado unos dos años en hacer ésta réplica, nos «dice que en ratos libres», y que a pesar de que la «Homenajeada» vive con sus padres, en ningún momento sospechó nada, ya que ha sido un regalo a su hija Patricia con motivo de su cumpleaños.

Este barco como otras maquetas, está realizado con maderas y plásticos, está hecho a escala y nos dice que «también han sido ciento las horas», de ver la película para captar todos los «detalles posibles», para hacer el TITANIC lo más parecido al original.

Pikón nos dice que «con todas las maquetas que realiza», intenta comprar el menor número de piezas o detalles para ello.

Su objetivo primordial es construir , de forma totalmente «manual y artesanal», todos los elementos posibles para el objeto o edificio que «tenga en su mente» nos dice , «esa es su mayor satisfacción».

En este caso el objetivo era sorprender a su hija pero como decíamos al principio «Pikón» es un artista que no se «pone nada por delante», su próximo objetivo lo tiene puesto en hacer la ermita de San Isidro.

No quiere terminar sin decirnos que el «ver la cara de satisfacción de su hija Patricia», al ver el regalo que con tanto esfuerzo, cariño y esmero lo había realizado, «eso no tiene precio», y no olvidará nunca.

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