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Sebas Cuevas Delgado Cedida
Sebas Cuevas Delgado « hornachego de Madrid» ….. tengo que decir que ese piropo es «de los mejores que nadie me puede decir»

Sebas Cuevas Delgado « hornachego de Madrid» ….. tengo que decir que ese piropo es «de los mejores que nadie me puede decir»

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Sábado, 24 de septiembre 2022, 08:03

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Acercamos hoy a nuestra sección a Sebas como le conocemos los que más cerca estamos a él, por razones familiares, de amistad o de afinidad.

Para los más mayores diremos que es el hijo de Domingo Cuevas y Damasita, ha finalizado el verano, una época que llena el pueblo de gente que tuvieron para marchar a otros lugares en busca de un futuro «mejor», y el forma parte ya de una 2ª generación que aunque no nació en Hornachos, ya que vive en Madrid, se siente «hornachego por los cuatro costados», se escapa cada vez que puede, al menos dos o tres veces durante el año.

Uno de los primeros recuerdos que tengo suyo es el de siendo un niño tocando el acordeón con sus primos, en casa de su abuela «mi tía Cecília» la «música siempre ha formado parte de su vida», y desde hace unos años también laboralmente. La música si cabe «entre otras cosas nos ha unido mucho más con el paso de los años» . Vamos a conocerle un poco más en profundidad

¿Quien es Sebas Cuevas Delgado?

SEBAS - Nací el 28 de junio del año 1965 en uno de los barrios más castizos de Madrid, La Latina. Durante 27 años viví en el barrio de Carabanchel, un barrio humilde, pero con mucha solera. Mi vida estudiantil fue un verdadero suplicio porque siempre he sido una persona muy curiosa y me ha encantado aprender, leer, pero jamás me gustaron los estudios reglados y su imposición. Estudié electrónica pero no llegué a terminar y en breve me llegó la hora de hacer el servicio militar en Vitoria, pero allí vino un pelotón de captación y me alisté en la Brigada Paracaidista en la que estuve casi dos años. Al salir del ejército monté una empresa de lencería con mi madre y que fue mi trabajo durante 25 años. En el año 91 conocí a Esmeralda y nuestro noviazgo duró poco puesto que nos casamos al año siguiente, en el 92, en plena Expo de Sevilla y Olimpiadas de Barcelona. Al año siguiente 1993 nació mi primera hija que también se llama Esmeralda y en el 94 mi segunda hija a la que llamamos Laura y que a día de hoy está embarazada, así que muy pronto seré un orgulloso abuelo. Desde 2012 y hasta el día de hoy gestiono mi propia empresa que es una escuela de música moderna en Fuenlabrada llamada «La Escuela de Calor».

¿Cómo recuerdas los veranos de tu infancia en HORNACHOS?

SEBAS - Recuerdo aquellos veranos con mucha nostalgia. Lo primero que me viene a la mente son aquellos viajes desde Madrid a Hornachos montados en un 600, toda una aventura. Y cuando por fin llegaba al pueblo, ver a mis abuelos y disfrutar de ese montón de besos y de ver esas caras de alegría que se les ponían al vernos de nuevo. Mis cuatro abuelos vivían prácticamente en la misma calle, unos en el número 2 de la Calle Pilar y otros en el 52 de la Calle Pio IX, justo encima del bar La Cueva que regentaba mi tío Juan. Esa cercanía entre mis dos familias paterna y materna me permitía disfrutar de mis primos y primas, «okupando» las tranquilas casas de nuestros abuelos durante el verano. Recuerdo el silencio por la mañana y como poco a poco las calles se iban llenando de vida, las mujeres adecentando la puerta de casa y contándose sus chascarrillos; El comercio de mi tío Agustín abriendo sus puertas; El panadero y su burro repartiendo el pan; A mi abuelo Pedro «El Sordo» o «Carnicero» cogiendo un borrego para sacrificarlo; Al rebaño de ovejas que pasaban por mi calle a media tarde; Recuerdo correr por esas calles empedradas, ir a bañarme al río Matachel, subir al Castillo o ir a Trasierra; Recuerdo esperar al Sr. Oliva cuando venía del campo y me montaba en una mula para ir a darla de beber en el pilar; A mi tío Juan cuando me dejaba despachar en La Cueva. En fin, recuerdo tantas cosas bonitas de mis veranos en Hornachos que necesitaría un libro para poder escribirlas todas.

¿Cómo eran esos veranos?

SEBAS - Muy buena pregunta porque aquellos veranos no son como los de ahora. Y no es que piense aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor, todo lo contrario. Me refiero a que, en aquellos años, la mayoría de la gente disfrutaba sus vacaciones en el pueblo, los que teníamos la suerte de tenerlo, claro. Poca gente se podía permitir ir a un hotel a la playa y por tanto los pueblos se llenaban de gente durante los meses de julio y agosto, aunque también en Semana Santa y Navidad. Allí me encontraba con mi mogollón de primos y amigos que también iban a pasar el verano a Hornachos. Durante las fiestas del emigrante o de la Virgen de Agosto, el pueblo crecía aún más y recuerdo que en la caseta municipal había tres días de baile y orquesta con todas las casetas del paseo de La Virgen abiertas y la gente dando aquellos paseos a media tarde alrededor de la ermita y otros tomando algo o comprando en los puestos de gambas, turrones y altramuces. Esos veranos ya no volverán porque desgraciadamente es imposible resucitar a nuestros abuelos y padres para volver a llenar sus casas, ya no hay un motivo tan especial. Aquellas casas que antes se llenaban de vida, algunas ahora son casi ruinas y la mayoría de ellas por la zona alta del pueblo que para mí es la más bonita, tal vez porque es la que he disfrutado desde niño.

Eres un enamorado de Hornachos, ¿Qué encuentras aquí que no encuentras en tu lugar de residencia?

SEBAS- A ver, aquí tengo que hacer una aclaración. Yo nací y me crié en Madrid que para mí es una de las ciudades más bonitas del mundo y me encanta disfrutarla cada vez que puedo, pero nunca me gustó vivir en la capital y siempre quise hacer mi vida y la de mi familia lo más apartado posible del bullicio, en fin, tener el campo cerca. Ahora llevo 20 años viviendo en El Álamo, un pueblo de Madrid algo más grande que Hornachos, pero también tiene ese ambiente tranquilo y con olor a pan y leña por las calles. Sin embargo, para mi Hornachos es como un lugar muy especial. Allí nacieron mis padres, mis abuelos y bisabuelos y allí he pasado muchos de los mejores momentos de mi vida, siento que pertenezco allí, no sé explicarlo mejor. A todo el mundo que conozco siempre le hablo de mi pueblo con mucho orgullo. Lo único que no encuentro aquí serían mis amigos de Hornachos.

¿Sigue siendo Madrid y todo su entorno una tierra de oportunidades?

SEBAS - Por supuesto, por pura estadística así es. Está claro que cuanto más grande sea una ciudad, más oportunidades ofrece. Sin embargo, hace años que Madrid como ciudad ya no es tan amable como históricamente había sido. Ahora es una selva en todos los aspectos. Sálvese quien pueda.

Después de tu formación académica comienza tu etapa laboral en una empresa familiar. ¿Cómo fueron esos años para ti?

SEBAS - Bueno, mi madre se ha dedicado toda su vida a coser, siempre la he visto en casa pegada a una máquina cosiendo lencería para una fábrica. Desde niño se lo que es un ojal hecho a mano, una jareta, un bies, una sisa, un canesú o un dobladillo y por tanto es algo que he aprendido con naturalidad. Fue al terminar un largo servicio militar cuando mi madre y yo decidimos montar una empresa de diseño, fabricación y distribución de lencería. Tres años antes mis tíos y padrinos Constan e Isa montaron otra igual en Almendralejo, lo cual me permitió aprender los entresijos del negocio y además me puse a estudiar patronaje y diseño en una escuela del centro de Madrid. Fueron 25 años de mucho aprendizaje personal y social pues me dediqué a viajar por casi toda España vendiendo mi producto y tratando con todo tipo de personas. Era muy joven, pero me sirvió para curtirme en la vida y me aportó muchas experiencias positivas y también negativas, la vida misma.

Las circunstancias te obligan, o en tu vida se dan las condiciones para reinventarte laboralmente hablando

SEBAS - Las circunstancias obligan a cualquiera, otra cosa es que se sepan afrontar dichas circunstancias. Yo tuve que hacerlo en un momento de mi vida complicado, con casi 47 años, dos hijas pequeñas y una hipoteca que pesaba como una losa. El cambio en mi vida y en la de mi familia fue total. Arriesgamos todo a una carta y decidimos montar una escuela de música sabiendo por estadística que el porcentaje de éxito era mínimo. Pero acertamos.

Me imagino que con esa formación musical que tenías desde pequeño las cosas fueron mucho más fáciles para empezar de nuevo

SEBAS - Cuando yo tenía alrededor de 9 años, mis padres me compraron un acordeón y me apuntaron a la Escuela Española de Acordeón que estaba en el centro de Madrid. Posteriormente me pusieron un profesor particular que venía a mi casa una hora a la semana y con el que estuve varios años recibiendo clases. Me hubiese gustado dedicarme a la música, pero en aquel entonces yo no era muy disciplinado que digamos y por otra parte mi padre siempre me decía que me iba a morir de hambre, jajaja. Pero quién me iba a decir que en un futuro a mis 47 años iba a vivir de la música. Claro que me sirvió esa formación musical, pero también me sirvió mi experiencia anterior gestionando una empresa. Todo en la vida aporta, creo.

Cuéntanos un poco Sebas que es «La Escuela de Calor»

SEBAS - «La Escuela de Calor» es el nombre que decidimos poner a la escuela de música. Casi todas las escuelas se llaman Pentagrama, Acordes y nombres así muy simples, sin personalidad. Nuestro concepto del aprendizaje de un instrumento es distinto y muy apartado del formalismo que imponen los conservatorios. Nuestro perfil de cliente no solamente es el alumno sino también sus familias pues queremos que se sientan como en su casa y por eso les damos ese calor fundamental para que a partir de ahí disfruten aprendiendo.

¿Qué tipo de formación impartís?

SEBAS - Pues impartimos formación reglada y no reglada de guitarra, bajo, piano, batería, canto, saxofón, clarinete, viola, violín y educación musical infantil. También formamos combos musicales y enseñamos a nuestros alumnos a tocar en una banda, por supuesto de pop y rock.

Cumplís 10 años, me imagino que no sería fácil al principio, aunque poco a poco se ha ido consolidando ese proyecto

SEBAS - Los dos primeros años fueron muy duros. Es una forma de negocio que no da rendimiento inmediato y por tanto el crecimiento al principio es muy muy lento. En algunos momentos de esos dos años mi moral se bajaba al mínimo y algunas veces lloré de impotencia y de pensar que tal vez nos habíamos precipitado, que mi familia se iba a la ruina. Pero al final la perseverancia, la ilusión y un poco de suerte dieron sus frutos.

¿Cuándo la pandemia introdujistes muchos cambios en vuestra metodología de enseñanza?

SEBAS - La pandemia nos ha enseñado muchas posibilidades y herramientas que ya teníamos a nuestro alcance pero que por diversos motivos no usábamos. El arreglar papeleo a través de internet, el teletrabajo o la enseñanza online desde los colegios ahora lo vemos como algo normal. Sin embargo, una escuela de enseñanza musical tiene sus peculiaridades y nuestra escuela en particular tiene las suyas. Nuestro perfil de alumno, en su gran mayoría no aceptaban o no podían realizar dichas clases y nos vimos obligados a cerrar la escuela desde el 14 de marzo del 2020 hasta septiembre de ese mismo año. Sobrevivimos a la pandemia.

Desde «La Escuela de Calor« también habéis aportado vuestro granito de arena a algunas ediciones del Morisco Rock

SEBAS - Pues si, como ya he dicho anteriormente una de las actividades es enseñar a nuestros alumnos a tocar en grupo y uno de nuestros grupos fue al Morisco Rock del 2016. Yo era el batería y no soy nada bueno con el instrumento e incluso no soy nada bueno como músico, pero me hizo mucha ilusión poder tocar en mi pueblo y ante mi familia y amigos.

La industria discográfica también ha cambiado mucho con el paso de los años, ¿se graban muchos discos en la actualidad?

SEBAS- Se graban más discos que nunca, otra cosa es que se vendan. La industria discográfica ha cambiado radicalmente en los últimos años, toda una revolución. Ahora tenemos plataformas digitales con millones de canciones que puedes descargar o escuchar al instante. Se ha perdido mucho el hacer discos conceptuales porque la mayoría de la gente escucha canciones sueltas de sus artistas favoritos. Se ha perdido mucho el placer de escuchar música, ahora solamente se oye, no se escucha.

¿Qué música escuchas habitualmente?

SEBAS - Mi música favorita siempre ha sido el rock de los 50 hasta los años 80 o el flamenco en casi todos sus palos, pero en realidad escucho de todo y hoy día hay mucha música fusión que merece la pena escuchar. La música siempre va en continua evolución y mestizaje. La pena es la clase de música que se difunde a través de los medios con ritmos repetitivos, voces con autotune y nula poesía.

¿El vídeo mató a la estrella de la radio?, o las plataformas musicales han puesto el sistema «patas arriba»

SEBAS - Por supuesto, ya lo he dicho anteriormente. El consumo de música hoy día es diferente y ha pillado a las discográficas con el paso cambiado.

Venís al menos un par de veces al año a Hornachos al menos, cómo ve un madrileño con raíces hornachegas la evolución de la localidad

SEBAS - La evolución desde que yo era niño hasta hoy día es incuestionable. Recuerdo cuando la gente solamente tenía un grifo de agua en casa, normalmente en la entrada. Recuerdo un pueblo sin asfaltar o con la mayoría de sus calles en mal estado. No había piscina, ni gimnasio, ni teatro, ni parques con columpios, ni biblioteca, en fin que seguramente muchas cosas se puedan mejorar pero la evolución está ahí para quien quiera verla y no le falte la memoria.

Qué opinas de lo que tanto se habla últimamente, la España vaciada extrapolándolo a Hornachos y a su entorno.

SEBAS - Pues que es cierto, que la España rural se vacía porque como es lógico pocos son los que quieren trabajar en el campo o la ganadería en las condiciones que se ofrecen y por tanto huyen a las grandes ciudades en busca de algo mejor. Sin embargo, Hornachos tiene la posibilidad de poder ser él mismo, con una riqueza natural envidiable y con muchas posibilidades de vivir del turismo rural que tan en boga está actualmente. Conozco muchos pueblos que no le llegan a Hornachos ni a la suela de sus zapatos pero que viven maravillosamente del turismo rural. Claro que para eso tiene que haber emprendedores atrevidos, mejorar la hostelería y mucha voluntad política.

El que a tu familia le guste el pueblo es importante para volver cada vez que tenéis unos días libres

SEBAS- He tenido la gran suerte de casarme con una mujer a la que le encanta venir a Hornachos. Diría que incluso más que yo, jajaja.

¿Te gustaría pasar más tiempo en el pueblo?

SEBAS -Pues claro que me gustaría, pero tengo a mi principal familia aquí, mi madre, mis suegros y mis hijas. Pero el día que fallezca tengo dicho que mi lugar está en Hornachos y allí pasaré el tiempo que haga falta y sin prisas.

Acaban de pasar las Fiestas Patronales y algo de más tiempo las fiestas de agosto, cuál sería tu opinión sobre las fiestas, qué es lo que más te gustan de ellas y si echas algo en falta.

SEBAS - Las fiestas de agosto siempre las disfruto, pero las Patronales vengo cuando el trabajo me lo permite, lo que más me gusta es disfrutar de una buena cerveza, una buena tostada de jamón y estar bien acompañado de mis amigos hornachegos. Soy bastante simple. Echo en falta la Fiesta del Emigrante, más que como fiesta en sí, como un homenaje a aquellos hornachegos que por diversas razones tuvieron que dejar a su pueblo y a sus familias.

Hay algo que «SI O SI tienes que hacer siempre que vienes al pueblo»

SEBAS - Pues hay dos cosas que siempre hago, una de ellas es subir al castillo y quedarme un buen rato viendo el horizonte porque es un paisaje único y es algo que me relaja. La segunda cosa es visitar el cementerio principalmente para visitar la lápida de mi padre.

Para finalizar qué le dirías a esos hornachegos o hijos de hornachegos que hace tiempo no vienen por el pueblo

SEBAS - Los que ya conocen Hornachos saben lo bonito que es y lo bien que se está aquí pasando unos días. Así que no sabría qué más decirles. Supongo que cada cuál tendrá sus motivos y sus circunstancias.

Darte las gracias y si quieres añadir alguna cosa más

SEBAS - Pues gracias a ti Juan por contar conmigo para esta entrevista. Te dije en su momento que igual no era la persona adecuada, pero rápidamente me convenciste cuando me dijiste que soy tan hornachego como el que más y ese piropo es de los mejores que me pueden decir.

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