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Cecilio Pintado Juan Aguilar
Cecilio Pintado Pérez, a punto de cumplir 96 años, «mi vida no ha sido fácil pero doy gracias a Dios por la familia que me ha dado»

Cecilio Pintado Pérez, a punto de cumplir 96 años, «mi vida no ha sido fácil pero doy gracias a Dios por la familia que me ha dado»

Juan Aguilar

Sábado, 18 de marzo 2023, 07:12

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Hoy les traemos a nuestra sección quizás a la persona más longeva de la localidad la cual conserva intacta sus facultades físicas y mentales.

Cecilio Pintado Pérez, cumplirá 96 años en el mes de agosto, un «hombre curtido en mil batallas», fue el mayor de los hermanos varones de una familia con 6 miembros que desde la «calle los Naranjos» emigraron junto a sus padres al País Vasco.

Cecilio desde los 12 años nos dice que como era costumbre en la época que le tocó vivir de «muchas necesidades», empezó a trabajar para ayudar al sustento familiar.

Una época de «racionamiento», de falta de ropa y de zapatos, en una sociedad en blanco y negro, que salía de una contienda, diezmada, con miedo en muchos casos, donde las necesidades eran parte de esa sociedad «oscura», en la que muchas personas no tenían apenas que llevarse a la boca, ni un «triste mendrugo de pan», incluso la comida de los animales servía de sustento a una sociedad que empezaba una etapa donde «había mucho por hacer». Una etapa no tan lejana de nuestra historia, pese a lo que se pueda pensar, donde todavía «hay heridas sin cicatrizar en muchas familias de la localidad».

Cecilio se fue al Servicio Militar al Cuartel del Pardo en Madrid y después estuvo en Valencia como «apoyo a la Guardia Civil», en un momento de la historia de España donde hubo vencedores y vencidos y «los maquis iban por los campos haciendo la guerra por su cuenta», esos movimientos guerrilleros opositores al régimen franquista establecido en España tras la Guerra Civil, y que comenzaron a operar ya durante la contienda.

Una vez terminado ese «deber de servir a España» volvió a Hornachos, y aunque sus padres y hermanos ya se habían ido a Bilbao, y tras un paréntesis junto a su familia en el País Vasco, incluso trabajando allí durante «pocos meses» no decía, volvió de nuevo a Hornachos.

Aquí junto a Teresa Navarro Hidalgo formó una familia muy numerosa, instalándose primero en «el Cerro» donde nacieron 6 de sus hijos y después en la casa familiar de la calle «Los Naranjos», nos decía Cecilio que se casaron el 21 de Mayo del 1953 en la Ermita de San Roque, que se asentaba donde en la actualidad está el edificio de la Casa Consistorial.

De esa unión nacieron nada más y nada menos que nueve hijos. Cecilio tiene una memoria lúcida para enumerarnos a todos; Lola, Francisco (Caco), Teresa, Marcelina, Jacinta, José Mari, Mari Carmen, Ceci y María Remedios, de esos hijos tiene 10 nietos y 5 bisnietos, un dato que ha necesitado la ayuda de su hija Carmen, la que vive con él desde que enviudó de Teresa hace unos 8 años.

Hablando con Cecilio nos damos cuenta «que siempre ha sido un buscavidas», curtido en más de «mil batallas», y siempre con muchos esfuerzos con un gran afán para sacar a su numerosa familia adelante, estuvo muchos años en la finca llamada del «Cerro Blanco», allí estrecharon lazos de amistad con la familia Hormigo Guerrero, una familia de Fuente del Maestre que coincidieron en el tiempo durante bastantes años trabajando y que después se asentaron en Hornachos. Nos cuenta Cecilio que «eran como hermanos», una amistad con mayúsculas nos remata su hija Carmen , amistad que sigue intacta hasta el punto que Carmen nos decía que ella de pequeña siempre pensaba «que eran sus tíos y primos».

Con muchas bocas que alimentar Cecilio en su vida laboral lo mismo hacía carbón, engordaba los cochinos para su matanza, tuvo vacas y terneros para la reventa, sembraba y recolectaba trigo en un terreno que consiguió comprar «con mucho esfuerzo», pelaba ovejas, plantó viñas y olivos…, siempre «en el tajo», nos dice, y siempre enfrascado allí donde «veía que podía sacar algo de dinero». Sus hijos poco a fueron creciendo y también empezaron a ayudarle.

Una vida en la que como nos decía su hija Carmen también presente en la charla, no han pasado necesidades porque siempre la familia Pintado Navarro encontraba quien le «echara una mano», sus tías del País Vasco que siempre venían cargadas de ropa y que iban pasando de unos hermanos a otros, y también en las pocas tiendas que había en el pueblo, que les «fiaban» y luego iban pagando poco a poco.

Recordaba Cecilio que tuvo una yunta de mulas y que también se «trasteaba los pueblos de alrededor», como Llera, Valencia de las Torres, Higuera de Llerena o Usagre vendiendo el carbón que hacía en la finca «La Herencia».

En esa numerosa familia también hubo muchos momentos para la «sana diversión», eran tantos nos dice Carmen que en su casa «estaba prohibido aburrirse», siempre había algo «que celebrar a su manera».

Volviendo al protagonista de esta historia Cecilio pudo comprar algunas fanegas de tierra donde plantó viñas, y más tarde olivos, y que a pesar de la edad que tiene sus hijos lo llevan sobre todo en la época de recolección de las aceitunas.

Hasta hace 7 u 8 años, no era raro verlo pasar por la «calle Ribera», junto a su mula, después de pasar algunas horas en esa tierra situada junto a la carretera de Villafranca y que con tanto esfuerzo pudo comprar.

En la actualidad Cecilio sigue viviendo en su casa, en su calle de «los Naranjos», donde un hermoso «lienzo» sirve de telón de fondo con la «Huerta de Félix» y la Sillá. Donde puede disfrutar del sonido de los pájaros, ver la lluvia, el aire o el sol, y escuchar el «murmullo del agua» cuando los propietarios de esa huerta riegan sus plantas y cultivos.

Cecilio se levanta sobre las 9 y después de desayunar, a media mañana le gusta irse un rato al bar de «Pepe» a tomarse un «vinito», nos dice. Su hija Carmen también decía que «sufrió hace unos 7 años un pequeño susto a consecuencia de un ictus», aunque afortunadamente no le quedó ningún tipo de secuela y «goza de una salud envidiable», apostillaba Carmen que no padece ni de «colesterol o hipertensión», que tiene una salud envidiable.

Aficionado también nos decía a la actualidad, «cuando está en casa le gusta tener puesta 24Horas», el canal de noticias de TVE, dormir la siesta cada día y acostarse temprano cada noche.

Asimismo siempre está también en contacto con esa numerosa familia ya que 7 de esos hijos «residen fuera de Hornachos», pero se escapan a pasar unos días con él cada vez que sus obligaciones se lo permiten.

La charla con Cecilio daría para mucho más aunque hemos tenido que «condensarlo en todas estas líneas», una charla que se nos antoja «sencilla, enriquecedora, profunda, y sobre todo muy humana».

Todo un ejemplo de vida que hemos intentando «contar», «lo mejor que nuestra prosa nos ha dejado».

Se me antoja decir que Cecilio aglutina en su persona el ejemplo de la vida de una generación de hombres y mujeres «que no lo tuvieron nada fácil», y de la que ya quedan muy pocos vecinos en Hornachos, sobre todo con esa lucidez.

Para mí ha sido un placer… gracias Cecilio.

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